Cómo afrontar los errores de forma eficaz
Escrito por Marie K. Holowaychuk
Todos cometemos errores en la clínica veterinaria; en este artículo se analizan las diferentes reacciones de las personas cuando las cosas van mal y, lo que es más importante, cómo podemos afrontar mejor los errores.
Article
Puntos clave
En la clnica veterinaria es frecuente cometer errores y, si existe una cultura de culpa y vergenza, las consecuencias para los veterinarios pueden ser importantes.
Los errores en los que el paciente resulta daado tienen mayor probabilidad de repercutir a largo plazo en la vida del veterinario que los errores inofensivos.
Informar al cuidador del error cometido, averiguar los aspectos tcnicos para evitar que se repita y contar con el apoyo de los dems es til para recuperarse de la situacin.
El aprendizaje emocional mejora la resiliencia al error e incluye: practicar mindfulness, esforzarse por la excelencia, no la perfeccin, y cultivar la autocompasin.
Introducción
En cualquier tarea humana es inevitable tener cierto margen de error, por tanto, los veterinarios clínicos también corren el riesgo de equivocarse al realizar su trabajo; de hecho, los errores son una parte inevitable de la actividad de la clínica veterinaria. Aunque durante la trayectoria profesional, el veterinario aprende a anticiparse a los errores, el miedo a cometerlos sigue siendo uno de los factores estresantes más citados por los veterinarios clínicos [1]. Este miedo puede verse exacerbado por el estrés moral, cuando el veterinario se encuentra en circunstancias que le generan un conflicto ético [2]; por ejemplo, cuando el equipo de la clínica es reducido y está gestionando un caso complejo, o cuando un veterinario tiene que realizar un procedimiento quirúrgico para el que no se siente cualificado o capacitado. Estas y otras situaciones similares provocan estrés moral y aumentan el riesgo percibido de error, de manera que el veterinario será más vulnerable al estrés psicológico.
Los miedos relacionados con el error no solo están relacionados con el daño que potencialmente se puede hacer al animal, sino también, con la preocupación ante posibles litigios, reclamaciones o denuncias al colegio veterinario y por la percepción de los clientes y de otros veterinarios. En muchas circunstancias, el primer impulso es ocultar el error por miedo a ser culpado o por el sentimiento personal de vergüenza. Algunos veterinarios que han cometido un error o que están implicados en un suceso adverso tienen el potencial de recuperarse rápidamente gracias a sus habilidades y al uso de estrategias de adaptación que fomentan la resiliencia, pero los veterinarios que se concentrar en el error o que se adhieren a la autocrítica inducida por la vergüenza son más propensos a padecer estrés a largo plazo, o incluso a plantearse abandonar la profesión. Se deben dar unos pasos importantes para adoptar la idea de que los errores son una parte normal de la clínica veterinaria, así como para eliminar la cultura de “culpa y vergüenza” que persiste en la medicina veterinaria y para abordar conscientemente el error, con transparencia, perspectiva, apoyo y aprendizaje técnico y emocional. Los errores son una parte inevitable de la clínica veterinaria y requieren una atención plena para recuperarse rápida y eficazmente.
¿Con qué frecuencia se cometen errores?
En Estados Unidos cada año se producen aproximadamente 1,5 millones de sucesos adversos evitables en medicina humana, con casi 100.000 muertes atribuidas a errores médicos [3]. La incidencia de errores en medicina veterinaria no se ha determinado de forma tan sólida, pero son igualmente frecuentes. En un estudio reciente se ha evaluado el tipo y la gravedad de los errores notificados por tres establecimientos veterinarios de Estados Unidos (un hospital universitario de pequeños animales, un hospital universitario de grandes animales y una clínica de pequeños animales de diferentes especialidades) mediante un sistema voluntario de notificación de incidentes. Los errores se clasificaron según se describe en la Tabla 1, junto con un ejemplo. Los incidentes también se clasificaron dependiendo de su alcance en: “casi” accidente (el error no llegó al paciente, pero le podría haber causado daño de haberlo hecho), inofensivo (el error alcanzó al paciente, pero no causó daño), suceso adverso (el error alcanzó al paciente y le causó daño) o situación insegura (la circunstancia o situación aumentó la probabilidad de un evento que afecte a la seguridad del paciente). Se revisaron retrospectivamente todos los registros para valorar la gravedad del error [4]. Durante los 3 años que duró el estudio, se notificaron 560 incidentes, el equivalente a unos 5 errores por cada 1.000 visitas de pacientes. Esta cifra es notablemente superior a la correspondiente en medicina humana, en centros de salud de atención primaria, en las que en aproximadamente 1 de cada 1.000 visitas, se produce un daño evitable. Los errores más frecuentes que se identificaron en el estudio estaban relacionados con fármacos, seguidos de errores en la comunicación. En el 45% de los casos los errores afectaron a los pacientes sin causarles daños, pero en el 15% los casos los errores provocaron daños al paciente y en un 8% de ellos se produjo una enfermedad permanente o la muerte. El mayor porcentaje de errores tuvo lugar en el hospital universitario de pequeños animales, aunque esto puede deberse simplemente a una mayor atención a la hora de notificar los casos [4].
En otro estudio se analizaron los tipos de errores en los registros de casi 3.000 reclamaciones presentadas a la principal compañía de seguros de indemnizaciones veterinarias en el Reino Unido; se encontró que los errores más frecuentes estaban relacionados con cirugías (41%), seguidos de los relacionados con tratamientos médicos (30%), parto (13%), diagnósticos (9%), recomendaciones (5%) y anestesia (2%). Se realizó una evaluación más detallada de parte de esas reclamaciones determinándose que el 51% de los errores se produjeron por limitaciones cognitivas, en forma de distracción (despistes o lapsus) o por equivocaciones, ya sean basadas en reglas o en conocimientos. Las equivocaciones basadas en reglas son las que resultan al aplicar incorrectamente una regla, mientras que las equivocaciones basadas en los conocimientos son las que resultar al intentar, de forma incorrecta, resolver problemas complejos [5].
Tabla 1. Categorías, descripciones y ejemplos de errores en la clínica veterinaria.
| Categoría | Descripción | Ejemplo |
|---|---|---|
| Fármaco | Error en la administración de un fármaco | Administrar el fármaco equivocado |
| Iatrogénico | Error en el procedimiento o tratamiento (no farmacológico) | Un error en la cirugía |
| Sistema | Retraso o falta de administración de un tratamiento o problemas de protocolo | Una persona olvida administrar un tratamiento |
| Comunicación | Confusión al cumplir una orden | Un error de comunicación hace que se trate al paciente equivocado |
| Laboratorio | Pérdida o mala identificación de una muestra | Una persona etiqueta mal un tubo de sangre y los resultados se asignan incorrectamente a otro paciente |
| Supervisión | Se pasa por alto un diagnóstico o no se sigue el protocolo de atención al paciente | Un veterinario se equivoca al diagnosticar a un paciente un fallo renal en lugar de la enfermedad de Addison |
| Personal | Debido a falta de personal o de formación del personal se produce un error | Un miembro del equipo sin formación coloca incorrectamente una sonda de alimentación en las vías respiratorias |
| Equipamiento | Una pieza del equipo no está disponible o necesita reparación | Un monitor está roto y no está disponible para controlar el ECG de un paciente y detectar una arritmia |
Poner los errores en perspectiva
Una encuesta realizada en el 2001, a más de 100 veterinarios recién licenciados en el Reino Unido, reveló que el 78% había cometido algún error desde que empezó a trabajar en la clínica [6]. Sin embargo, hay que aclarar que no todos los errores causan daños, al igual que no todos los sucesos adversos se deben a errores. Mientras que algunos sucesos adversos se deben a errores por negligencia (al no cumplir con los estándares de atención necesaria al animal), otros sucesos se deben a errores al utilizar el procedimiento correcto. Por ejemplo, un veterinario puede seguir el protocolo correcto de actuación realizando una radiografía para comprobar la correcta colocación de una sonda de alimentación nasal y, sin embargo, al interpretar la imagen, puede creer que la sonda está bien colocada, cuando en realidad se ha colocado inadvertidamente en las vías respiratorias. Si se administra alimento a través de la sonda se produciría un suceso adverso (Figura 1). A veces, los veterinarios también creen que son responsables de complicaciones imprevisibles, por ejemplo, de la reacción a un fármaco o de complicaciones por la variabilidad biológica inherente de los pacientes, olvidando que, aunque tratemos de la misma manera a diferentes animales con la misma enfermedad, los resultados pueden ser diferentes. Estas situaciones no son el resultado de un error, pero el veterinario puede asumir la responsabilidad del proceso de toma de decisiones que ha dado lugar al suceso adverso.
Consecuencias de los “casi” accidentes y de los sucesos adversos
En una encuesta on-line realizada a más de 600 miembros de la plataforma digital VIN (red de información veterinaria) se encontró que el 74% de los encuestados declararon haber estado involucrados en al menos un “casi” accidente y el 30%, en al menos un suceso adverso [7]. El porcentaje de veterinarios con repercusiones negativas en su vida personal y profesional, tanto a corto (≤ 1 semana) como a largo plazo (> 1 semana), fue mayor en el caso de los sucesos adversos que en el de “casi” accidentes (Tabla 2). Esto sugiere que las consecuencias negativas de cometer un error son peores cuando el paciente resulta dañado y el impacto negativo se siente más desde el punto de vista profesional que personal.
Tabla 2. Porcentaje de veterinarios afectados negativamente en su vida personal y profesional tras “casi” accidentes y sucesos adversos.
| A corto plazo (≤ 1 semana) | A largo plazo | ||
|---|---|---|---|
| Casi accidente | Vida personal | 64% | 34% |
| Vida profesional | 68% | 36% | |
| Suceso adverso | Vida personal | 78% | 51% |
| Vida profesional | 84% | 56% | |
Respuesta a los sucesos adversos
En una encuesta on-line se investigaron las experiencias y las reacciones de veterinarios de clínicas especializadas en la esterilización y castración, tras experimentar un suceso adverso grave que provocara una complicación involuntaria o la muerte del animal. Se encontró que todos los encuestados tuvieron una reacción visceral inmediata, incluyendo signos de ansiedad o estrés equivalentes a la respuesta de lucha o huida del sistema nervioso simpático. Los sentimientos y experiencias físicas que describieron incluían ansiedad, culpa, tristeza y desconfianza de sí mismos, así como empatía por los clientes u otras personas afectadas por los sucesos (Figura 2). Algunos veterinarios procesaron y superaron estos sentimientos en un día o en una semana, mientras que otros permanecieron profundamente afectados durante meses o incluso años. Con el tiempo, esta situación dio lugar a dos resultados a largo plazo: permanecer en el puesto de trabajo o abandonar el trabajo (o la profesión). Lo que aparentemente marcó una diferencia, entre los veterinarios que demostraron resiliencia y pudieron seguir adelante más rápidamente y los que experimentaron el suceso como un trauma recurrente, fue la estrategia utilizada para afrontar las secuelas de lo sucedido [8].
Estrategias negativas y positivas para afrontar la situación
Entre las estrategias para afrontar un error o suceso adverso de forma poco saludable se encuentran; el consumo de sustancias adictivas (drogas o alcohol), dormir en exceso, comportamientos de evitación, comer mucho o poco y distanciarse de los amigos, la familia o de las actividades habituales. En muchos casos se tiende a ocultar el error o a no revelar lo sucedido debido a las posibles implicaciones personales o profesionales. Dado que la personalidad de los veterinarios suele presentar el rasgo de perfeccionismo (intolerancia al error o al comportamiento inadecuado), un error o suceso adverso suele ir acompañado de una autocrítica excesiva y una profunda preocupación por lo que puedan pensar los demás. En un estudio con estudiantes de veterinaria, se encontró que el perfeccionismo orientado hacia uno mismo y socialmente prescrito estaba asociado al neuroticismo, manteniendo una correlación negativa con la resiliencia [9]. Para acelerar y mejorar la capacidad de recuperación tras un error es importante fomentar las estrategias para afrontar la situación de manera positiva y mitigar el sentido de perfeccionismo.
Existen muchas estrategias positivas que pueden ayudar a mitigar las consecuencias negativas de las equivocaciones clínicas y de los sucesos adversos. Entre ellas se encuentran la comunicación del error; el aprendizaje técnico; la perspectiva y la valoración; el apoyo y el compañerismo; y el aprendizaje emocional en forma de mindfulness, esfuerzo saludable y autocompasión.
Comunicación
Las investigaciones demuestran que los pacientes prefieren saber que se ha cometido un error, aunque no les haya causado ningún daño [10]. En un estudio de medicina humana, se realizó una revisión exhaustiva sobre la comunicación de incidentes relacionados con la seguridad del paciente, demostrando que los profesionales sanitarios también apoyan la comunicación de los sucesos adversos a los pacientes y sus familias. Además, se confirmó que los pacientes quieren que se les comunique el error de forma franca y oportuna, con una disculpa cuando proceda y con garantías sobre su atención futura [11]. Probablemente, los cuidadores de mascotas piensen lo mismo, lo que significa que es importante que los veterinarios estén convencidos de que los clientes merecen disponer de toda la información si se produce un error que afecte a su mascota. Se puede ofrecer una disculpa al cuidador de la mascota, acompañada de una explicación de lo que se está haciendo para evitar que se repita el error (Figura 3). Además, para aliviar el sentido de culpabilidad del equipo veterinario, se pueden cubrir los gastos de cualquier tratamiento necesario como consecuencia del error. De este modo, los animales pueden recibir todos los tratamientos adicionales necesarios, disminuye la preocupación por problemas que de otro modo serían inexplicables y se refuerza la relación veterinario-cliente-paciente. El objetivo es que todos tengan la oportunidad de asimilar el error y de recuperarse del estrés emocional de la situación, siendo menos probable adoptar un comportamiento de “culpa y vergüenza”.
Aprendizaje técnico
Los veterinarios especializados en esterilizaciones o castraciones que habían estado implicados en un suceso adverso tenían menos probabilidades de sufrir consecuencias personales o profesionales a largo plazo y más probabilidades de no abandonar el trabajo cuando intentaban averiguar la causa y aprender del error [8]. Emprender un aprendizaje técnico después de un error no solo permite descubrir la causa, sino también conocer lo que se debe hacer diferente la próxima vez para que no se repita (Figura 4). La incapacidad de comprender qué es lo que salió mal y cómo evitar que se vuelva a producir conlleva un mayor grado de ansiedad en todos los miembros del equipo veterinario afectados por el error. Y lo que es más importante, la seguridad general de la consulta mejorará cuando se reconozcan los errores y se puedan tomar medidas para evitar el mismo error en el futuro. Por ejemplo, si un error se produjo porque un protocolo no estaba disponible o estaba anticuado, el protocolo podría entonces redactarse o actualizarse con salvaguardias añadidas para evitar que el error vuelva a producirse.
Perspectiva y valoración
Tras un error, es importante que el veterinario implicado valore la situación desde una perspectiva más amplia, es decir, teniendo en cuenta todos los animales a los que ha podido ayudar y los pocos a los que ha dañado. Aunque los errores ocurren, esto no significa que quienes los cometan sean “malos” veterinarios y aunque, es natural sentirse culpable, es importante evitar que ese sentimiento progrese hacia el de la vergüenza. El sentimiento de culpa surge por algo que se ha hecho algo mal o por no haber cumplido una expectativa u obligación, mientras que la vergüenza es el resultado de la preocupación por la imagen que una persona da a los demás. La vergüenza es un sentimiento intensamente doloroso, puesto que la persona cree que debido a sus defectos no es digna de pertenecer a un grupo. De esta manera, si un veterinario comete un error y siente vergüenza, creerá que los demás piensan que no merece ejercer la veterinaria. En otras palabras, el sentimiento de culpabilidad es cuando se piensa “he cometido un error”, mientras que el de la vergüenza es pensar “soy un mal veterinario”. La culpa es una emoción razonable y la mayoría de las personas se sienten culpables después de cometer un error, pero la vergüenza es improductiva, poco útil y conduce a la desconexión. Es importante ofrecer resistencia a la vergüenza y al aislamiento y aceptar que todos cometemos errores. Poner límites al alcance de la situación también puede resultar útil; por ejemplo, reconociendo que el paciente no ha fallecido o que no se han visto afectados otros pacientes. Además, se puede reforzar una perspectiva más saludable manteniendo la creencia de que “en la vida hay más cosas a parte de la veterinaria”.
Apoyo y compañerismo
El apoyo social y el sentimiento de pertenencia son importantes en momentos de estrés. Especialmente, cuando en esos momentos la persona cree que puede contar con el apoyo de otros y esto le protegerá frente al estrés [12]. Así, cuando se comete un error en la clínica, saber que otra persona “ha pasado por lo mismo” puede suponer un alivio increíble, especialmente cuando se trata de un error concreto cometido por primera vez. Es recomendable que los veterinarios que hayan sufrido un suceso adverso se apoyen en familiares, amigos y compañeros para obtener asesoramiento técnico y apoyo psicosocial (Figura 5). Compartir la experiencia con una persona de confianza o un grupo privado en redes sociales puede ser una forma de recibir ayuda y de aliviar el sentimiento de vergüenza. También es importante demostrar apoyo a otros miembros del equipo, ya que cuando una persona comunica un error y siente más culpabilidad que apoyo, en el futuro, tenderá a no decir la verdad y tardará más en recuperarse del error.
Aprendizaje emocional
La manera de manejar un suceso adverso y la capacidad de apoyarse en uno mismo es fundamental para la recuperación [8]. Darle vueltas una y otra vez a una situación solo provocará más estrés, especialmente si se acompaña de autocrítica. La falta de confianza en uno mismo se puede contrarrestar desde una perspectiva de humildad, asumiendo el riesgo de los veterinarios de dañar al animal cuando la intención era ayudarlo. Del mismo modo, después de cometer errores es inevitable sentir emociones de estrés y angustia, por lo que hay que anticiparse y utilizar estrategias de afrontamiento positivas y útiles, como las basadas en el mindfulness, el esfuerzo sano y la autocompasión.
Mindfulness
El estado mental de mindfulness o atención plena se consigue cuando uno se concentra en el momento presente, mientras es capaz de percibir y aceptar con tranquilidad cualquier sentimiento, pensamiento o sensación corporal sin intención de juzgar. Durante esta última década esta técnica se está investigando más y puede ser útil en personas que le siguen dando vueltas a un error pasado o que les preocupa cometer otro error. Los beneficios del mindfulness son numerosos; en la clínica se puede disminuir la ansiedad y la depresión; ayuda a controlar el consumo de sustancias; mejora trastornos físicos como el dolor crónico, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la artritis reumatoide; mejora la función inmunitaria y controla la hipertensión [13]. Y lo que es más significativo, puede reducir los efectos perjudiciales del estrés en el cerebro y resto del cuerpo. En personas que practican mindfulness se ha demostrado, mediante estudios neuroeléctricos y de neuroimagen (p. ej., la resonancia magnética funcional), que se producen cambios en los circuitos cerebrales y de las funciones cerebrales complejas, alterándose por tanto las estructuras corticales asociadas a la atención, la memoria, las funciones ejecutivas y la regulación afectiva. Esto demuestra que la práctica de mindfulness fomenta la autorregulación de la atención y las emociones, así como la flexibilidad comportamental. En personas que practican mindfulness también se han observado modificaciones en el sistema límbico, que controla las emociones, los comportamientos, las motivaciones y los recuerdos a largo plazo [14].
Cuando el veterinario ha cometido un error es importante que valore la situación desde una perspectiva más amplia, es decir, teniendo en cuenta todos los animales a los que ha podido ayudar y los pocos a los que ha dañado.
La práctica de mindfulness también se ha investigado entre los profesionales sanitarios de medicina humana observándose unos beneficios muy importantes. La práctica de mindfulness ayuda al personal de enfermería a afrontar el estrés de forma más eficaz, mejorando su capacidad de mantener la concentración y la calma en situaciones estresantes [15]. Además, el personal de enfermería que ha realizado un curso de mindfulness ha demostrado un mejor rendimiento clínico, una mayor capacidad para superar las emociones negativas, una mayor toma de conciencia de los pensamientos y sentimientos en situaciones estresantes y la capacidad de responder a las necesidades de los pacientes [16]. En estudiantes de medicina, médicos y enfermeros que ha realizado mindfulness también se ha demostrado una mayor autoconciencia y autocuidado, así como un menor riesgo de padecer desgaste profesional o burnout [17]. Además, la práctica de mindfulness tiene el potencial de reducir los sucesos adversos entre los profesionales sanitarios. En un estudio reciente realizado en China se comparó una cohorte de médicos asignados aleatoriamente a un grupo de meditación practicando mindfulness o al grupo control. La capacidad de atención plena, la cultura de seguridad del paciente y la competencia de seguridad del paciente fueron significativamente mayores en los médicos que habían practicado mindfulness durante 8 semanas, en comparación con los médicos del grupo de control, por lo que los sucesos adversos fueron significativamente menores [18]. Estos hallazgos sugieren que el mindfulness no solo puede mitigar el estrés, mejorar el autocuidado y las estrategias de afrontamiento positivas tras un error, sino que también tiene el potencial de disminuir los sucesos adversos.
En la literatura veterinaria se están encontrando hallazgos similares sugiriendo que practicar mindfulness puede resultar beneficioso; por ejemplo, en el personal docente de una facultad de veterinaria del Caribe se ha observado una reducción del estrés tras realizar un curso de mindfulness [19]. Asimismo, en un estudio se evaluaron las concentraciones de cortisol y α-amilasa en la saliva, así como la presencia de estrés en estudiantes de veterinaria de cuarto año que realizaban una cirugía con animales vivos, encontrándose que los que realizaron un ejercicio de respiración de mindfulness de 5 minutos antes de la cirugía tenían menos α-amilasa y una mayor sensación de relajación y calma [20]. Por tanto, en veterinaria se debe fomentar la práctica regular y formal de mindfulness, por ejemplo, realizando ejercicios de respiración, el escaneo corporal, el yoga o la meditación (Recuadro 1), para mejorar la capacidad de mantener la mente presente y mejorar la salud mental tras producirse errores o sucesos adversos. Durante la jornada laboral también se puede practicar de forma informal, realizando ejercicios entre una consulta y otra, en los descansos o durante los desplazamientos. En esos momentos, sobre todo cuando la mente se acelera o rumia una idea, puede ser útil redirigir la conciencia al momento presente centrándonos en la respiración o percibiendo las sensaciones físicas de nuestro cuerpo. El ejercicio 5-4-3-2-1 (Recuadro 2) es otra forma de disminuir la respuesta al estrés y tomar conciencia del aquí y el ahora.
Recuadro 1. Ejemplos de apps para iniciarse en la meditación.
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Recuadro 2. Cómo realizar el ejercicio 5-4-3-2-1 para practicar mindfulness de manera informal.
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Esfuerzo saludable
No sería realista esperar que los veterinarios, como seres humanos, llegaran a no cometer ningún error durante toda su trayectoria profesional. No es que los veterinarios pretendan hacer daño a un animal o no sean lo suficientemente cuidadosos, sino que los veterinarios son humanos e imperfectos. Por eso, aunque muchos veterinarios esperan ser perfectos, esta creencia conduce intrínsecamente a la angustia psicológica cuando se comete un error. Esforzarse de forma saludable por proporcionar la mejor atención al animal en función de los recursos y el tiempo disponibles es un enfoque mucho más productivo y menos destructivo. En un estudio se revisó el grado de perfeccionismo entre los profesionales sanitarios durante la pandemia de COVID sugiriendo que el perfeccionismo agrava las situaciones estresantes asociadas a la crisis sanitaria mundial al aumentar aún más el estrés, ya presente, en los perfeccionistas [21]. Los autores de este estudio abogan por esforzarse en alcanzar la excelencia en lugar de la perfección y darse cuenta de que cuando algo es “suficientemente bueno” es de hecho “suficientemente bueno” y hay que aprender a no interiorizar las insatisfacciones relacionadas con el trabajo para que no se conviertan en una insatisfacción generalizada con uno mismo. Para que los veterinarios mantengan unas expectativas realistas y eviten la angustia o el estrés es fundamental que acepten que, a veces, es mejor una clínica veterinaria “suficientemente buena” que una clínica veterinaria “perfecta”.
Los veterinarios generalmente son perfeccionistas (toleran poco los errores o el comportamiento incorrecto) y ante los errores o sucesos adversos suelen ser excesivamente autocríticos y les preocupa en gran medida la opinión o el punto de vista de los demás.
Autocompasión
Es normal sentir estrés o angustia tras cometer un error y es importante gestionar estas emociones con el perdón y la autocompasión, es decir, la compasión dirigida hacia el interior. En un estudio se realizó una encuesta on-line a estudiantes de veterinaria de Australia para investigar la autocompasión y la resiliencia y se descubrió que los estudiantes con una puntuación más alta en autocompasión también tenían una puntuación más alta en resiliencia [22]. Del mismo modo, también se ha observado que el personal de enfermería de cuidados intensivos con puntuación más alta en autocompasión tenía una puntuación más baja en estrés traumático secundario, que se utiliza como medida de la fatiga por compasión [23]. Estos hallazgos sugieren que cultivar el sentimiento de autocompasión puede mejorar la capacidad de recuperarse tras un error u otro acontecimiento igualmente estresante. Esto se ve reforzado por un informe publicado recientemente donde se encontró que la formación puede ayudar a los profesionales sanitarios a cultivar la autocompasión, lo que conduce a un mayor autocuidado y un menor juicio autocrítico [24]. La autocompasión consta de tres estados clave: la amabilidad con uno mismo, la atención plena (mindfulness) y la aceptación de la calidad de humano (Recuadro 3), y se puede cultivar mediante diversos ejercicios, por ejemplo, realizando meditación de autocompasión, tomándose un descanso de autocompasión o llevando un diario de autocompasión (Tabla 3).
Recuadro 3. Definición de los tres componentes de la autocompasión. *
| Amabilidad con uno mismo | Tratarse a sí mismo como a un amigo íntimo que está pasando por un momento difícil. |
| Atención plena | Estar abierto y ser consciente del sufrimiento sin dejarse atrapar por él ni dejarse arrastrar por reacciones o historias negativas. |
| Reconocimiento de la calidad de humano | Aceptar que todos somos imperfectos y defectuosos y que cometeremos errores o pasaremos dificultades. |
(* De Self-Compassion de la Dra. Kristin Neff: ver https://self-compassion.org/)
Tabla 3. Pasos para llevar un diario de autocompasión con ejemplos.
| Paso | Explicación | Ejemplo |
|---|---|---|
| Reflexión | Pensar en el error y escribir todo aquello por lo que uno se siente mal o se juzga. | He calculado mal el ritmo de infusión constante de fluidoterapia para uno de mis pacientes. La sedación fue mayor, el perro presentó náuseas y tuvo que seguir hospitalizado un día más. Debería haber comprobado dos veces mis cálculos e intervenido antes cuando observé el cambio de comportamiento del perro. |
| Mindfulness | Tomar conciencia plena de las emociones dolorosas sentidas y escribirlas. | Me siento culpable y avergonzado. Me duele el estómago y la cabeza cuando pienso en lo ocurrido. |
| Calidad de Humano | Escribir cómo se conecta el error con la experiencia humana en general. | Todo el mundo comete errores, sobre todo cuando estamos agotados o muy ocupados. |
| Amabilidad con uno mismo | Escribir unas palabras amables y comprensivas de consuelo. | Es comprensible que esto haya pasado. Estaba haciendo todo lo que podía un día de poco personal y muchas prisas. La próxima vez me aseguraré de tomarme mi tiempo y comprobar dos veces los cálculos de dosificación. |
Conclusión
Los errores son comunes en la práctica veterinaria y pueden afectar a los veterinarios a lo largo de su carrera. Las ramificaciones de los errores pueden ser devastadoras y culminar en consecuencias personales y profesionales a largo plazo o incluso en la decisión de abandonar la profesión. Mejorar la capacidad de recuperación de un individuo tras un error es de suma importancia y puede lograrse con estrategias de afrontamiento saludables que incluyen revelar el error a la familia de la mascota, descubrir los aspectos técnicos que evitarán que el error se produzca en el futuro, ampliar la perspectiva en cuanto al impacto del error, apoyarse en los demás para obtener apoyo y el aprendizaje emocional en términos de atención plena, esfuerzo saludable y autocompasión.
Marie K. Holowaychuk
DVM, Dip. ACVECC, CYT, Reviving Veterinary Medicine, Calgary, Canadá
Canadá
La Dra. Holowaychuk es especialista en urgencias y cuidados intensivos de pequeños animales y gran defensora del bienestar veterinario. Actualmente, además de realizar sustituciones en una clínica privada de referencia, es teleconsultora, profesora de yoga y coach de bienestar, organizando talleres, actividades de coaching individual y grupal e impartiendo formación on-line para los equipos de clínicas veterinarias. Es directora ejecutiva y fundadora de la plataforma digital Reviving Veterinary Medicine (www.revivingvetmed.com) en donde podemos encontrar podcasts y recursos relacionados con el bienestar de los veterinarios.
Referencias
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