Ortesis, prótesis y sillas de ruedas para la rehabilitación

Escrito por Lior Leibovici

En este artículo se presentan varios casos clínicos para describir cómo los dispositivos artificiales pueden ayudar en la recuperación de numerosas afecciones ortopédicas y neurológicas.

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Un perro en silla de ruedas.

Puntos clave

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La movilidad puede estar limitada por problemas congénitos, traumatismos, cirugías, o la edad avanzada y hay varias opciones de rehabilitación para mejorar la salud y evitar futuras lesiones.

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Actualmente se reconoce la importancia de reanudar el movimiento lo antes posible tras una cirugía ortopédica, aunque con ciertas limitaciones.

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El veterinario debe realizar una evaluación detallada para elegir el tratamiento más adecuado, según las capacidades y necesidades del paciente.

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Las ortesis, las prótesis y las sillas de ruedas se han diseñado para el apoyo, la estabilidad y la movilidad de perros con problemas ortopédicos y neurológicos.

Introducción

En los últimos años hemos sido testigos de cómo se ha ido fortaleciendo el vínculo entre los perros y sus tutores hasta el punto de que ahora son parte inseparable de la familia. Cada vez hay más tutores que desean proporcionar los mejores cuidados posibles a sus animales y, en caso de presentar un problema de movilidad, esperan que el veterinario les ofrezca soluciones para ayudarles a recuperar la movilidad y la vitalidad y, por tanto, la calidad de vida. Debido a la creciente concienciación de los tutores, quienes demandan tratamientos avanzados y de alta calidad para sus animales, las pruebas de diagnóstico más avanzadas, como el TAC, las resonancias magnéticas y otras tecnologías, se han convertido en herramientas habituales en la medicina veterinaria. Estas pruebas no solo ayudan al veterinario a obtener un diagnóstico más preciso, sino que también permiten ofrecer soluciones más eficaces tanto para el paciente como para sus tutores. 

La rehabilitación, aunque es un campo relativamente joven en veterinaria, contribuye en gran medida a proporcionar una mejor atención veterinaria, con el objetivo de restaurar la funcionalidad y la calidad de vida de un paciente que ha sufrido un deterioro funcional. Dicho deterioro puede ser consecuencia de un traumatismo o lesión en cualquier órgano o sistema del cuerpo, como el cerebro, la columna vertebral, el sistema nervioso, los huesos, las articulaciones, los ligamentos, los músculos o los tendones, y puede haberse producido accidentalmente o tras una intervención quirúrgica. 

Las ortesis proporcionan un apoyo que es crucial para la extremidad afectada, ayudando a reducir el dolor, evitar nuevas lesiones, ganar más estabilidad y favorecer una curación más rápida.

Lior Leibovici

Dispositivos artificiales para ayudar en la rehabilitación

En el pasado, los veterinarios especialistas en ortopedia y neurología recomendaban tras una cirugía, o como parte del tratamiento conservador, el reposo prolongado en jaula, incluso sin dejar que el perro saliera al exterior para orinar o defecar. Hoy en día, sin embargo, se ha reconocido ampliamente la importancia de reanudar el movimiento lo antes posible, aunque con ciertas limitaciones y advertencias, por ejemplo: 

  • Evitar las superficies resbaladizas (como suelos de parqué o baldosas de mármol, granito o cerámica).
  • Evitar que el perro salte, se ponga a dos patas, suba/baje escaleras, se siente en posición de canguro, realice cambios bruscos de dirección, juegue de forma agresiva o con perros de tamaño grande.
  • Alimentar al perro utilizando un comedero elevado (p. ej., a la altura del tórax) y una alfombrilla antideslizante y estable.
  • Hacer que el perro camine sobre diversas superficies (p. ej., hierba, tierra, asfalto, acera, caucho, esterillas de yoga y alfombras).

Los programas de rehabilitación pueden incluir opciones que ayuden a mejorar la movilidad de un perro que se ha visto limitada por un problema congénito, un traumatismo o por afecciones asociadas a la edad avanzada, así como para evitar el desarrollo de futuras lesiones. El papel del veterinario en la rehabilitación consiste en evaluar y diagnosticar el nivel de funcionalidad del paciente para proporcionarle el tratamiento más adecuado adaptado a sus capacidades y necesidades, y para ello, a veces puede ser necesaria la ayuda de dispositivos ortopédicos, prótesis y sillas de ruedas. Estos dispositivos están especialmente diseñados para proporcionar apoyo, estabilidad y mayor movilidad a los perros con diversos problemas ortopédicos y neurológicos y pueden ayudar a mejorar el día a día de los perros que se están recuperando de una cirugía, tienen una malformación en una extremidad o padecen artritis. En este artículo se describen varios casos clínicos del hospital del autor para ilustrar cómo se pueden incorporar diversos dispositivos en los programas de rehabilitación y cómo pueden marcar una verdadera diferencia respecto a la calidad de vida del animal.

Ortesis

Las ortesis se suelen utilizar en la rehabilitación tras una cirugía ortopédica (Figura 1). Al igual que las personas, los perros necesitan tiempo para recuperarse y recobrar su fuerza tras procedimientos como la reparación del ligamento cruzado o una cirugía de cadera. Las ortesis proporcionan un apoyo que es esencial para la extremidad afectada, ayudando a reducir el dolor, evitar nuevas lesiones, ganar más estabilidad y favorecer una recuperación más rápida. Los casos en los que se pueden utilizar ortesis incluyen la displasia de cadera, codo u hombro, la hiperextensión articular, la luxación de la rótula, la rotura del ligamento cruzado anterior, la deficiente propiocepción, las hernias discales y otros problemas ortopédicos y neurológicos. Los ejemplos que se muestran a continuación ayudan a comprender cuándo pueden ser beneficiosas las ortesis.

Selección de ortesis para apoyo articular.
Figura 1. Selección de ortesis diseñadas para el apoyo articular: Ortesis de cadera (1); Ortesis de carpo (2); Ortesis de tarso (3); ortesis de PC y antideslizante (4); Ortesis de carpo impresa en 3D (5); Estabilizador de codo y ortesis para higroma (6); Ortesis de rodilla (7); Ortesis de carpo dura y de PC (8); ortesis carpiana dura (9). PC: propiocepción consciente © Centro de rehabilitación VIPet

CASO 1

Ortesis para la rotura de tendón e hiperextensión carpiana 

Benjamin es un Kerry Blue Terrier, macho, no castrado de 3 años que pisó un cristal cuando tenía seis meses de edad provocándole una cojera de larga duración en la extremidad anterior izquierda. Benjamin se presentó en el centro de rehabilitación con dos años de edad y se encontró un desgarro en el tendón de la tercera falange y una hiperextensión de la articulación carpiana izquierda; además, como consecuencia de la lesión, se había desarrollado tejido cicatricial que interfería en la marcha y en el soporte del peso, dando lugar a la pérdida de masa muscular. Se decidió estabilizar la extremidad con una férula carpiana y una bota especial para proporcionar apoyo a los dedos. Benjamin llevó la ortesis durante ocho meses y, durante ese mismo periodo, recibió hidroterapia (en piscina y en una cinta de correr subacuática), fisioterapia, realizó ejercicios de equilibrio, entrenamiento de estabilidad y fortalecimiento muscular. Además, se le administró diariamente en el domicilio terapia láser sobre la articulación del carpo para reducir el dolor y acelerar la curación de la inflamación y las lesiones de la zona. Cuatro meses después, en la consulta de seguimiento, la hiperextensión de la articulación carpiana seguía siendo visible, por lo que se decidió continuar con la férula durante tres o cuatro meses más. A los ocho meses del tratamiento, se observó una mejoría en la marcha, se resolvió completamente la diferente masa muscular entre las dos extremidades anteriores y se corrigió la hiperextensión. Actualmente, Benjamin sigue recibiendo sesiones de hidroterapia para fortalecer y mantener la postura, y puede caminar y correr sin necesidad de la ortesis.

 

CASO 2 

Ortesis para la displasia de cadera en un perro joven

Chaos es un Pastor Alemán, macho, entero de 2 años que acudió al centro de rehabilitación cuando tenía 7 meses de edad. Presentaba debilidad en las extremidades posteriores y en la columna vertebral, junto con inestabilidad en las articulaciones del tarso y pérdida de la masa muscular, lo que se atribuyó a haber permanecido sobre superficies resbaladizas durante sus primeros meses de vida. La radiografía confirmó que el principal problema era la displasia de cadera (Figura 2). Para solucionarlo, se colocó una ortesis de estabilización pélvica (Figura 3) que sostenía y amortiguaba la zona donde la cabeza femoral se articula con la pelvis (el acetábulo). La ortesis se fue ajustando cada dos semanas, mientras Chaos recibía fisioterapia e hidroterapia, estimulación nerviosa eléctrica transcutánea, estimulación muscular eléctrica y terapia láser, consiguiendo fortalecer los músculos y equilibrar las extremidades posteriores. También se trabajó para corregir la cifosis de la columna, la postura y los patrones de movimiento en estación, caminando y corriendo. A los 20 meses de edad, la radiografía mostró la resolución casi completa de la displasia de cadera (Figura 4), y poco después, Chaos participó en una exposición canina, donde recibió comentarios positivos de los jueces, destacando sus “buenas proporciones, hombros fuertes, línea superior recta y poderoso tren trasero”.

Radiografía de un perro con displasia de cadera bilateral de grado 1.
Figura 2. Chaos presentaba displasia bilateral de cadera de grado 1 y otras anomalías que hacían que tuviera debilidad en la marcha. © Centro de rehabilitación VIPet
Pastor alemán con una ortesis para estabilizar la pelvis.
Figura 3. La ortesis para la estabilización de la pelvis ayudó a sostener y fortalecer el tercio posterior del perro. © Centro de rehabilitación VIPet
Radiografía de cadera de un perro con displasia de cadera muy leve.
Figura 4. Radiografía pélvica de Chaos a los 20 meses de edad que muestra una notable mejoría de la displasia de cadera. © Centro de rehabilitación VIPet

Prótesis

En casos de amputación de una extremidad o de deformidad, la prótesis puede marcar la diferencia. Las prótesis se fabrican a medida y están diseñadas para reproducir la función de una extremidad ausente o lesionada, permitiendo al animal caminar, correr y jugar con mayor facilidad y comodidad. Actualmente las prótesis se pueden fabricar de dos formas; la primera opción consiste en realizar un molde negativo del muñón con vendas de yeso, sobre el que luego se aplica la prótesis, la segunda opción consiste en utilizar la impresión 3D para fabricar prótesis (también sirve para aparatos ortopédicos). La prótesis se puede fijar al cuerpo o al muñón del miembro de una de estas tres formas: mediante el vacío, con un arnés con velcro o clips, o atornillándola al hueso. Las prótesis no solo mejoran la movilidad, sino que también ayudan a evitar problemas secundarios como la atrofia muscular y la tensión articular.

 

CASO 3 

Prótesis tras la amputación del miembro anterior

Louis, es un Maltés, macho, castrado de 5 años, que fue atropellado por un coche a finales del 2022 y sufrió lesiones en el lado derecho de su cuerpo que afectaron a los nervios de la extremidad anterior derecha dando lugar a parálisis de la extremidad. Antes de acudir al centro de rehabilitación, recibió fisioterapia a domicilio, pero no se observó ninguna mejoría. También recibió acupuntura durante tres meses y se produjo una leve mejoría de la sensibilidad alrededor del hombro, pero el déficit neurológico inferior al codo se mantuvo, careciendo de reflejos y de sensación de dolor profundo. Louis fue remitido a una clínica de referencia para recibir hidroterapia y fisioterapia, junto con estimulación nerviosa eléctrica transcutánea y estimulación muscular eléctrica. Al cabo de un mes y medio, además de no presentar ninguna mejoría significativa se observaron lesiones graves por mordisquearse la pata. Debido a estas circunstancias, y tras consultar con un especialista en neurología, se recomendó la amputación de la extremidad desde el codo. Dos meses y medio después de la amputación, se tomaron las medidas para fabricar una prótesis y Louis continuó con la hidroterapia para fortalecer su hombro derecho y resto del cuerpo. Al cabo de otro mes y medio (4 meses después de la amputación), se le colocó la prótesis. Actualmente la prótesis le ayuda a mantener el equilibrio, le proporciona apoyo reduciendo la tensión de su extremidad anterior derecha y evita que la luxación rotuliana de ambos miembros posteriores se agrave, al igual que otras lesiones. 

 

CASO 4 

Prótesis para la deformidad ósea y crecimiento óseo deficiente secundario a un traumatismo

Shelbi, es un Dóberman, macho, castrado de 4 años que se lesionó en un accidente de coche cuando solo tenía un mes de edad, lo que posteriormente provocó un desarrollo óseo anormal y el acortamiento de su extremidad anterior izquierda. Además, se desarrolló edema óseo alrededor del codo izquierdo y rotación externa de la extremidad (Figura 5). Tras la consulta y exploración, por parte de un especialista en ortopedia, se decidió colocar una prótesis para alargar la extremidad en lugar de realizar una cirugía del codo. En las mediciones se evidenció una discrepancia de 10 cm entre la extremidad izquierda y la derecha, dando lugar a una tensión excesiva en la extremidad anterior derecha, la cintura escapular y la espalda, además de una cojera importante. Se decidió utilizar un zapato de plataforma de 9 cm (con suela antideslizante) para equilibrar la postura en estación y en movimiento (Figura 6). Con la prótesis, se observó una mejoría de la marcha con el tiempo, siendo más equilibrada; los músculos de las extremidades se desarrollaron y la diferencia entre ambas extremidades anteriores se redujo, evitando posibles problemas futuros causados por el desequilibrio y el esfuerzo excesivo de las otras extremidades.

Dóberman con una pata delantera izquierda deformada, significativamente más corta que la derecha.
Figura 5. Como consecuencia de un accidente de coche, Shelbi presentaba un desarrollo óseo anormal y el acortamiento de la extremidad anterior izquierda, con edema en el codo y rotación externa de la extremidad. © Centro de rehabilitación VIPet
Dóberman con una zapata de plataforma en su pata delantera izquierda para que tenga la misma longitud que la derecha.
Figura 6. El zapato de plataforma con suela antideslizante, ayudó a Shelbi a equilibrar la postura y el movimiento. © Centro de rehabilitación VIPet

Sillas de ruedas

Las sillas de ruedas se diseñan con el objetivo de adaptarse a los perros con una serie de limitaciones físicas; desde afecciones degenerativas y lesiones medulares hasta trastornos neurológicos y problemas asociados a la edad avanzada. Las sillas de ruedas suelen constar de un marco, ruedas, correas de seguridad y un arnés de sujeción. Con el ajuste correcto y el entrenamiento adecuado, estos dispositivos de asistencia pueden ayudar a distribuir uniformemente el peso del perro, permitiendo un movimiento más suave y sin esfuerzo. En la Figura 7 se muestra la forma correcta de ajustar una silla de ruedas, con el marco en el centro del pecho del perro, el arnés ajustado cerca del cuerpo y las ruedas en ángulo con respecto al marco. Los beneficios de las sillas de ruedas para perros van mucho más allá de la movilidad física; también pueden tener un profundo impacto en el bienestar mental del perro, reduciendo el estrés y la depresión que suelen asociarse a la movilidad limitada.

Algunos consejos para ajustar correctamente una silla de ruedas.
Figura 7. El ajuste correcto de la silla de ruedas es esencial para permitir una movilidad completa. El marco debe estar en el centro del pecho, con el arnés ajustado para que quede cerca del cuerpo (a); las ruedas deben estar en ángulo con el marco (b). Vendar las extremidades posteriores puede ser útil para evitar excoriaciones (c). © Centro de rehabilitación VIPet

CASO 5 

Silla de ruedas para la parálisis de miembros posteriores

Ace es un Pastor Alemán, macho, no castrado de 2 años que padeció una infección por Spirocerca lupi. Este parásito, un nematodo de 2 cm de longitud, se transmite mediante la ingestión de escarabajos peloteros y puede provocar el estrechamiento y la obstrucción del esófago, o incluso la rotura de la aorta, lo que es potencialmente mortal. Ocasionalmente, se puede producir una migración aberrante dando lugar a signos neurológicos. Esto es lo que le pasó a Ace; tras la infección se formó un granuloma en la médula espinal, que le provocó parálisis de las extremidades posteriores y pérdida de la sensación de dolor profundo. A pesar del tratamiento intensivo, siguiendo el protocolo terapéutico estándar de la espirocercosis, Ace seguía con parálisis en las extremidades posteriores y se le colocó una silla de ruedas. Desde el momento que tuvo la silla de ruedas, Ace empezó a correr y jugar alegremente, como si las ruedas fueran sus propias extremidades, sin mostrar ninguna limitación ni signo de incapacidad. Su estado de ánimo mejoró drásticamente y volvió a ser un perro activo y enérgico, tal y como era antes de la parálisis.

 

CASO 6 

Silla de ruedas para reforzar el equilibrio

Lucy es una perra mestiza, esterilizada de 10 años que hace unos tres meses fue diagnosticada de una enfermedad degenerativa de la columna vertebral, perdiendo progresivamente la fuerza de las extremidades posteriores. Presentaba debilidad muscular, menor amplitud de movimiento e inestabilidad sin ser capaz de adoptar la postura de defecar. Cuando llegó al centro de rehabilitación solo podía dar paseos cortos para hacer sus necesidades y pasaba el resto del día tumbada en casa sin moverse. Dadas estas circunstancias, se decidió colocarle una silla de ruedas. Con la silla de ruedas, Lucy se ha vuelto más activa (Figura 8); sus paseos son más largos y su postura es más estable; como resultado, está fortaleciendo sus extremidades posteriores y las utiliza más. Aunque acaba de empezar, cabe esperar que la silla de ruedas le ayude a mejorar la movilidad a largo plazo, así como su calidad de vida y la de sus tutores.

Un perro en silla de ruedas.
Figura 8. Lucy con su silla de ruedas. © Centro de rehabilitación VIPet

Conclusión

Las ortesis, las prótesis y las sillas de ruedas representan un avance significativo en medicina y rehabilitación veterinarias. Estos dispositivos no solo son útiles ante limitaciones físicas, sino que también contribuyen al bienestar emocional de nuestros pacientes, dándoles una segunda oportunidad de llevar una vida plena y feliz. Ante un paciente con problemas de movilidad, el veterinario debe tener en cuenta que cada vez existen más soluciones eficaces y, de hecho, las opciones disponibles siguen mejorando a medida que aumenta la concienciación y la tecnología avanza.

 

Lectura adicional

  • Millis DL, Levine D. Canine Rehabilitation and Physical Therapy. Philadelphia, Elsevier 2013.
  • Goldberg ME, Tomlinson JE. Physical Rehabilitation for Veterinary Technicians and Nurses. Hoboken, John Wiley & Sons, Inc. 2018.
  • Zink C, van Dyke JD (eds). Canine Sports Medicine and Rehabilitation. Hoboken, John Wiley & Sons, Inc. 1st ed 2018.
Lior Leibovici

Lior Leibovici

DVM, CCRP, Centro de Rehabilitación Física Veterinaria, área de Tel Aviv, Israel

Lior Leibovici se graduó por la Universidad de Ciencias Agrícolas y Medicina Veterinaria Ion Ionescu de la Brad de Rumanía en el 2011 y durante cinco años trabajó como veterinario generalista en una clínica privada de Israel. Durante dicho periodo, emprendió un negocio independiente de visitas a domicilio y también trabajó en zoológicos tratando a diversos animales exóticos. En el 2017 obtuvo el certificado en Rehabilitación Canina (CCRP) por el Colegio de Medicina Veterinaria de la Universidad de Tennessee, EE.UU., y poco después comenzó a trabajar como especialista en rehabilitación. Dos años más tarde abrió el mayor y principal centro de rehabilitación para perros y gatos de Israel, donde atiende variedad de casos, incluyendo las afecciones neurológicas, ortopédicas y geriátricas, así como a los perros de trabajo y de deporte.

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