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Recomendaciones para un comportamiento saludable en el cachorro

Escrito por Jessica L. Benoit

 

El auxiliar veterinario puede ser de gran ayuda en la clínica proporcionando recomendaciones a los tutores primerizos sobre cómo educar a los cachorros para garantizar un desarrollo positivo.

Cachorro jugando en una piscina de bolas.

Puntos clave

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Los auxiliares veterinarios desempeñan un papel fundamental proporcionando recomendaciones para prevenir problemas de comportamiento en cachorros.

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Los tutores necesitan recibir recomendaciones específicas que les ayuden a reforzar el vínculo con sus mascotas.

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Es esencial abordar los problemas más frecuentes del cachorro en cada etapa correspondiente. Los tutores deben saber dónde, cuándo y cómo educar a su cachorro.

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Los puntos más importantes que se deben tratar con los tutores incluyen la eliminación adecuada, el confinamiento, los mordiscos y el enriquecimiento ambiental.

Introducción

Los auxiliares veterinarios se encuentran en una posición privilegiada a la hora de ayudar a los tutores que tienen su primer cachorro. Los auxiliares son los primeros profesionales a los que acuden los tutores tras adquirir el cachorro y pueden contribuir al éxito tanto del tutor como del cachorro de las siguientes formas:

  • Asesorando sobre las reglas básicas del comportamiento del cachorro;
  • Recomendando la consulta a entrenadores que trabajen con ética, compasión y rigor científico;
  • Organizando clases para cachorros;
  • Proporcionando formación sobre las ventajas de la estimulación;
  • Enseñando las habilidades básicas para utilizar el refuerzo positivo.

El objetivo de toda formación es proteger y favorecer el vínculo entre el ser humano y el animal, fomentar la confianza del cachorro, promover la salud emocional y física durante toda la vida del perro y establecer un vínculo entre el cliente y la clínica.

El delicado periodo de aprendizaje de un cachorro comienza a las tres semanas de vida y finaliza en torno a las 12-14 semanas (1-3). Durante este periodo, el cachorro se debe exponer a estímulos específicos ya que, de lo contrario, aumentará el riesgo de que se vea afectado su comportamiento en la vida adulta (4). El objetivo durante este periodo de aprendizaje no es solo que el cachorro aprenda a socializar con otros perros y personas, sino proporcionarle una amplia exposición a otros animales y entornos, a la manipulación y a diferentes sonidos y superficies. Durante este periodo, es más importante centrarse en la calidad de las experiencias que en la cantidad, es decir, los cachorros tienen que vivir experiencias positivas, no neutras ni negativas.

Nuestro papel como auxiliares veterinarios

Los auxiliares veterinarios podemos ofrecer recomendaciones sobre comportamiento durante las revisiones del bienestar de los cachorros o en consultas específicas sobre comportamiento (5). Estas recomendaciones deben incluir el manejo y la prevención de problemas de comportamiento frecuentes en el cachorro y la orientación sobre clases adecuadas para cachorros. De este modo, se puede ayudar a moldear el comportamiento del cachorro para lograr un comportamiento adecuado en la vida adulta (5-7).

Los auxiliares veterinarios deben recomendar clases que reúnan los criterios siguientes:

  1. Clases poco numerosas y en las que se utilicen refuerzos positivos. El máximo debe ser de seis cachorros con un formador (entrenador o auxiliar veterinario) y un asistente (8);
  2. Clases impartidas por entrenadores cualificados acreditados por una organización estandarizada y que utilice refuerzos positivos (5).
  3. Las clases para principiantes son para cachorros a partir de 8 semanas de vida y un máximo de 16 semanas en el momento de terminar el adiestramiento (8).
  4. Las clases deben estar controladas y estructuradas, y los cachorros y las personas deben permanecer tranquilos durante toda la clase. El tiempo de juego de los cachorros debe ser breve y satisfactorio (Figura 1).
  5. Es útil separar las zonas de aprendizaje de comportamientos básicos y las de exploración, ya que a los cachorros les costará concentrarse si se distraen con otras personas y cachorros (Figura 2).
Dos cachorros tumbados en el suelo de una habitación mirándose
Figura 1. Cachorros en un momento de descanso durante una sesión de juego. Cada cachorro elige su sitio para descansar, ya sea debajo de una silla, o detrás de una zona limitada o barrera. Hay que asegurarse de proporcionar zonas de descanso durante el tiempo de juego. © Jessica L. Benoit
Disposición de dos opciones diferentes para las clases de adiestramiento de cachorros.
Figura 2. (a) Estaciones de aprendizaje en diferentes salas de la clínica veterinaria. Esta organización ayuda a evitar las distracciones durante las sesiones de aprendizaje y exploración. (b) Disposición de las clases para cachorros en una misma habitación. Esta organización puede resultar más cómoda para el adiestrador, ya que puede dirigirse a todos los participantes al mismo tiempo, pero puede distraer demasiado a los cachorros y sus tutores. Se recomienda utilizar barreras visuales para evitar las distracciones. © Jessica L. Benoit
Las clases deben incluir información sobre el desarrollo de los cachorros, los mitos más comunes sobre el adiestramiento canino, el lenguaje corporal canino, consejos para los problemas de comportamiento más habituales, los beneficios del refuerzo positivo (Figura 3) y los efectos nocivos del castigo. Los auxiliares pueden ayudar a los clientes a comprender los comportamientos habituales de los cachorros y saber reaccionar a ellos. Durante las consultas sobre cachorros, tenemos que hablar a los clientes sobre la eliminación adecuada, el confinamiento, los mordiscos y la importancia del enriquecimiento. Detallamos estos aspectos a continuación. Dedicar tiempo a estas cuestiones ayuda a reducir el estrés de los tutores primerizos y les proporciona información actualizada.
Cachorro en una mesa de exploración olfateando un estetoscopio.
Figura 3. Se puede enseñar al cachorro a crear una asociación positiva con el fonendoscopio dejando premios de comida cerca del instrumento. © Jessica L. Benoit

Eliminación adecuada

Para fomentar la eliminación adecuada, los clientes tienen que conocer los horarios y los comportamientos habituales de los cachorros. Los cachorros suelen hacer sus necesidades unos 20 minutos después de comer (9) y también se les debe proporcionar la oportunidad de orinar o defecar después de despertarse, durante el juego y después de cada actividad. Una recomendación que se puede dar a los clientes es poner una alarma cada una o dos horas y reducir la frecuencia a medida que el cachorro sea más constante y vaya creciendo. También es importante que los clientes reconozcan el lenguaje corporal que indica la necesidad de orinar o defecar, como olfatear buscando un lugar para ello, rascar el suelo, dar vueltas en círculos, o quedarse al lado de la puerta.

Los cachorros deben ir con correa siempre al mismo espacio designado para que hagan sus necesidades, ya que esto puede estimular aún más la micción y la defecación (10). Si un cachorro todavía no está preparado para llevar correa, el tutor puede utilizar un señuelo de comida como ayuda para guiarlo. Cuando se deja a los cachorros sin correa, tienden a distraerse y es posible que se pongan a jugar con cualquier cosa antes de vaciar la vejiga por completo. En estos casos, los cachorros orinan en casa poco después de volver de la salida. Cuando el cachorro orina o defeca en el lugar apropiado se le debe premiar con snacks o tiempo de juego (9). Si el cliente observa que el cachorro no orina o defeca en las salidas, se recomienda intentarlo de nuevo al cabo de 10 minutos. Es normal que los cachorros se distraigan en la calle y necesiten una segunda oportunidad para conseguirlo.

Si en casa contamos con una zona de eliminación determinada (por ejemplo, con empapadores), se pueden seguir las mismas recomendaciones, aunque no será necesario utilizar correa. Es fundamental utilizar refuerzos positivos para enseñar al cachorro a utilizar la zona designada (Figura 4). Se deben cambiar los empapadores una vez utilizados y deben estar siempre fácilmente accesibles (11).

Mujer ofreciendo una golosina a un cachorro.
Figura 4. Siempre que el cachorro utilice el empapador se debe utilizar el refuerzo positivo. © Shutterstock

Confinamiento

Estar en una jaula o encerrado no es algo natural para los cachorros. En un estudio sobre los hábitos de madriguera de los perros en libertad se demostró que solo las hembras gestantes hacían madrigueras como medio de protección contra depredadores y otras amenazas mientras criaban a sus crías. Esto no significa que todos los cachorros y perros adultos estén cómodos en espacios similares. El estudio también reveló que los perros en libertad tendían a construir su sitio para dormir cerca de las personas, a pesar de no tener dueño. Esto podría deberse a que, cuando hay humanos cerca, es más fácil conseguir comida. También hay que destacar que las preferencias en cuanto al tipo de madriguera variaban bastante entre los distintos perros en libertad. Unos preferían campo abierto; otros, lugares protegidos; otros, pequeñas áreas cerradas o incluso madrigueras bien iluminadas (12). Es importante que los tutores conozcan esta información a la hora de elegir la mejor opción para dejar encerrados a sus cachorros.

El uso de jaulas o transportines puede ser una experiencia positiva para el cachorro si se le prepara con calma, propósito y refuerzos positivos. Es necesario acostumbrarlo por varios motivos: por su seguridad en el coche; por su seguridad y comodidad en entornos veterinarios; en caso de emergencia; para tener un refugio en casa cuando esté estresado, asustado o cansado; y como requisito para poder participar en eventos deportivos caninos.

El tamaño y la configuración de la jaula o transportín son factores importantes. Esto se debe abordar con los clientes, porque algo tan simple como el espacio puede ser decisivo para el éxito del entrenamiento. La jaula debe ser lo suficientemente grande como para que el cachorro pueda moverse con comodidad, ponerse de pie, darse la vuelta y tumbarse de lado. Se recomienda dejar espacio para un bebedero y un comedero. Las jaulas metálicas son una buena opción, ya que suelen incorporar separadores para ampliarlas o reducirlas. Algunos cachorros estarán más cómodos si se coloca una manta o algo similar.

Como alternativa, se puede utilizar un corral para perros o una habitación cerrada, lo que proporciona más espacio y puede ser una buena zona de confinamiento inicial (Figura 5). La jaula o transportín también se pueden colocar dentro del corralito para que entren cuando quieran. De este modo, evitamos su uso sin que estén debidamente preparados, lo que puede provocar más miedo y estrés. Dentro del espacio acotado también se puede asignar una zona de eliminación, un comedero y juguetes.

Dibujo de un espacio de confinamiento para perro.
Figura 5. Ejemplo de la disposición de un espacio de confinamiento, incluyendo el transportín, la zona de eliminación, el comedero y bebedero y un juguete dispensador de comida. © Jessica L. Benoit

Son pocos los cachorros que inicialmente se sienten cómodos encerrados, especialmente por la noche. Los perros tienen un sueño social y para un cachorro acostumbrado a dormir con sus hermanos puede ser muy estresante tener que hacerlo solo en un nuevo hogar. Esta separación puede causar demasiado estrés y hacer que asocien el transportín con algo negativo. Por ello, se recomienda colocarlo en la misma habitación de los tutores, o dejarlo con la puerta abierta. Sea cual sea la disposición a la hora de dormir, los tutores deben estar preparados por si los cachorros necesitan orinar o defecar por la noche.

Acostumbrarlos al transportín lleva tiempo. Una buena idea es colocar en el interior juguetes dispensadores de comida, así como otros recursos de estimulación, para que el cachorro asocie la jaula a estímulos positivos, fomentar la independencia y permanezca más tiempo en su interior. Colocar una “golosina” es de gran ayuda. Los tutores pueden colocar en el interior deliciosos snacks en distintos momentos del día, para que cuando el cachorro entre voluntariamente, se encuentre con la sorpresa de su snack favorito.

Nunca se deben utilizar como castigo. Se supone que el espacio de confinamiento tiene que ser un refugio para el cachorro, por lo que utilizarlo como castigo hará que lo asocie con algo negativo. Sufrirá más estrés y será más difícil de educar (11).

El delicado periodo de aprendizaje de un cachorro comienza a las tres semanas de vida y finaliza en torno a las 12-14 semanas (1-3). Durante este periodo, el cachorro se debe exponer a estímulos específicos ya que, de lo contrario, aumentará el riesgo de que se vea afectado su comportamiento en la vida adulta.

Jessica L. Benoit

La dentición

Obviamente, los cachorros también pasan por la fase de dentición. Durante esta etapa es normal que los cachorros muerdan juguetes y mordisqueen al jugar. Por eso es importante que tengan juguetes adecuados y seguros para morder. Los juguetes que se suelen utilizar son los de goma resistente que pueden rellenarse con premios o croquetas. También se pueden utilizar zanahorias congeladas o incluso juguetes de cuerda empapados en agua y congelados. Se recomienda cambiar los juguetes masticables de los cachorros cada tres o cuatro días, así evitaremos que muerdan otras cosas. Ofrecerles suficientes opciones de estimulación durante este periodo de vida también puede evitar que recurran a morder a las personas o sus pertenencias.

Los mordiscos de los cachorros

Redirigir el comportamiento de morder es importante; si ofrecemos al cachorro algo que puedan mordisquear o con lo que jugar, evitamos que se centren en algo prohibido para ellos. Una buena técnica para evitar que los cachorros nos muerdan es dedicar espacios con juguetes y premios de comida en las zonas de la casa donde pueda haber más excitación. Por ejemplo, colocar una cesta con juguetes en la puerta principal, por donde entran los invitados, es una buena forma de prevenir que los cachorros muerdan cuando es más probable que lo hagan. Redirigir la atención también evita la frustración de los cachorros, la cual puede provocar que muerdan más. Animar a los tutores a reforzar cualquier comportamiento que no sea morder también puede ser de ayuda tanto en ese momento como en el futuro. A los cachorros que han aprendido órdenes también se les puede pedir que hagan cosas incompatibles con morder, como “A tu sitio” o “Choca” la mano, seguidas de un refuerzo positivo.

Cuando un cachorro muerde, tenemos que preguntarnos el porqué de este comportamiento. Momentos previos con niños o adultos jugando en el suelo, juegos de lucha, entornos sobreestimulantes, la frustración y la falta de sueño son algunas circunstancias que pueden provocar que muerdan más. Si los mordiscos se intensifican a pesar de las recomendaciones anteriores, hay que dejarle de prestarle atención cuando el cachorro nos esté mordiendo. Dejar de interactuar con el cachorro, tomarse un descanso, no darle ninguna respuesta visual o verbal durante unos segundos y, a continuación, redirigir al cachorro a algo adecuado para morder. Si los familiares están perdiendo la paciencia o necesitan un descanso, podemos ofrecer al cachorro un juguete para morder resistente o dispensador de comida sobre su cama u otro espacio cómodo (11).

Obviamente, los cachorros también pasan por la fase de dentición. Durante esta etapa es normal que los cachorros muerdan juguetes y mordisqueen al jugar. Por eso es importante que tengan juguetes adecuados y seguros para morder.

Jessica L. Benoit

Enriquecimiento

El enriquecimiento consiste en crear experiencias y entornos que permitan a los animales mostrar comportamientos propios de su especie y mejorar su bienestar físico y emocional general. Las cinco categorías de enriquecimiento o estimulación son la ocupacional, la física, la social, la nutricional y la sensorial (13,14).

  • El enriquecimiento ocupacional consiste en asignar a los perros “trabajos” o tareas que satisfagan su comportamiento instintivo, como los entrenamientos de agility o las clases de adiestramiento en grupo.
  • El enriquecimiento físico consiste en modificar el entorno del cachorro para ofrecerle nuevas oportunidades de exploración, así como en crear un entorno doméstico más complejo. Por ejemplo, podemos añadir una nueva cama o juguetes nuevos, o sacarles a pasar por sitios distintos. También se pueden usar juguetes con distintas texturas o incluso cajas para que caven (14).
  • El enriquecimiento social incluye la interacción con perros, personas y otras especies. Elegir perros compatibles con los que jugar y conocer gente nueva puede ser enriquecedor para algunos perros, pero no para todos. Es importante que el tutor atienda a las necesidades individuales de su cachorro respecto a las interacciones sociales con otros perros y personas.
  • El enriquecimiento nutricional es el más frecuente. Consiste en utilizar la comida como motivación para rebuscar, resolver problemas y obtener recompensas. Los juguetes rompecabezas con comida son una forma sencilla de incorporar este tipo de estimulación a la vida diaria del cachorro (15).
  • El enriquecimiento sensorial consiste en realizar actividades que obligan a utilizar uno o más de los cinco sentidos: olfato, vista, gusto, tacto y oído (16) (Figura 6). Las actividades con olores, los paseos de exploración con correa larga (17) o los programas de televisión para perros son algunas formas de satisfacer las necesidades de estimulación sensorial de un cachorro.
Cachorro jugando en una piscina de bolas.
a
Cachorro con la cabeza dentro de una caja de cartón.
b / Figura 6. Enriquecimiento sensorial. En esta clase, los cachorros exploran distintas superficies y obstáculos con (a) una piscina de bolas, (b) cajas, plástico de burbujas y cajas de embalaje. © Jessica L. Benoit

En el Recuadro 1 se ofrecen algunas recomendaciones útiles para los clientes que ayudan a garantizar la seguridad física y emocional de los cachorros cuando se realizan actividades de estimulación.

 

Recuadro 1. Consejos para realizar con éxito actividades de enriquecimiento.

  • Todas las actividades se deben realizar bajo supervisión.
  • Los cachorros con tendencia a tragarse objetos no comestibles, por ejemplo, de cartón o madera, no deben exponerse a estos sustratos durante las actividades.
  • Hay que estar atento ante cualquier signo de miedo o ansiedad ante una nueva actividad.
  • Se debe tener en cuenta la posible frustración del cachorro al utilizar juguetes con comida, tanto comerciales como caseros. Al principio se puede hacer que accedan a la comida fácilmente y aumentar la dificultad progresivamente.
  • Se deben ofrecer juguetes y actividades nuevas para que conozcan más experiencias y favorecer el bienestar positivo (18).

 

Conclusión

Para el correcto aprendizaje de los cachorros es necesario concienciar y educar a los tutores sobre la prevención del estrés y la importancia de las experiencias positivas. Los auxiliares veterinarios tienen la oportunidad única de guiar a los clientes en el desarrollo de los cachorros ofreciendo recomendaciones positivas y basadas en datos científicos. Por nuestra parte, cada interacción con el cachorro debe ser lo menos estresante posible y debemos informar a los tutores sobre la importancia de una exposición segura, los problemas de comportamiento más frecuentes en cachorros y sus soluciones. Enseñar a los tutores cómo afrontar y superar con éxito algunas de las etapas más difíciles del cachorro y ofrecer la estimulación adecuada, no solo reforzará el vínculo con su mascota, sino que también generará confianza y una comunicación abierta con el equipo veterinario a largo plazo.

 

Jessica L. Benoit

Jessica L. Benoit

RVT, VTS (Comportamiento), CPDT-KA, KPA CTP, Clínica Veterinaria Companion Veterinary Clinic, Edmonton, Canadá

Canadá

Jessica Benoit se graduó en el programa Tecnología en la Sanidad Animal del Instituto Tecnológico del Norte de Alberta (NAIT) en el 2010. Jessica es auxiliar veterinaria especialista en comportamiento y posee la certificación como entrenadora por el CPDT-KA®, por el KPA CTP y cuenta con la certificación Fear Free. Actualmente es copropietaria de la clínica veterinaria certificada como Fear Free, Companion Veterinary Clinic, en Edmonton, Canadá. En el 2013, elaboró su primer programa de adiestramiento y comportamiento para su clínica, y actualmente ofrece clases de adiestramiento canino, clases de gatitos, entrenamiento con trucos y sesiones privadas de adiestramiento y modificación del comportamiento. Tiene especial interés en la atención veterinaria cooperativa, disfruta ayudando a sus pacientes y haciendo que se sientan más cómodos y seguros en las revisiones e intervenciones veterinarias. También imparte conferencias y talleres, y escribe artículos veterinarios.

Referencias
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  17. Stremming S (Host). Decompression walks [Audio Podcast Episode]. In COG DOG Radio. The Cognitive Canine. 2018 Jan 9. Available at: https://sarahstremming.com/podcasts/a-decompression-walk-chat/
  18. 18. Bender A, Strong E. Safety and Security. In: Canine Enrichment for the Real World. Wenatchee: Dogwise Publishing, 2019;62.